viernes, 2 de diciembre de 2011

Política en 3D



Cuando uno va al colegio, durante los primeros años, le enseñan los números. En algún momento, nos muestran que estos elementos casi mágicos, no solo sirven para contar, sino que tienen la particularidad de ser ordenados. Entonces, si se les pone uno junto al otro, aparece una recta numérica. Luego, un buen día, el profesor de turno enseña que cuando se cruzan dos rectas, aparece una segunda dimensión, y con ella la posibilidad de calcular áreas. Así siguió avanzando el proceso, y aunque todos los que estén leyendo ya conocen el final de esta historia, no voy a dejar de contar mi sorpresa cuando mi profesora me enseñó que si agregaba un eje más, entonces aparecía el volumen, el área, y con ella la posibilidad de recrear el mundo como lo experimentamos.

La inclusión de este conocimiento a mi cabeza, y su aprendizaje por supuesto, es una de esas cosas que no pueden sino sorprenderme, pues desde que uno tiene uso de razón ha jugado con cubos, esferas, las llaves del auto, además de todo aquello que nuestros padres desearían que no tocáramos. Todos objetos que, por supuesto, tienen volumen, pero que nunca habíamos clasificado de esa manera.

Entonces, si  ya hay tantas teorías matemáticas, si ya podemos calcular el volumen de las esferas y cubos, e incluso de planetas que sólo vemos por telescopios cuyas tecnologías son dignas de las guerras de las galaxias (la primera trilogía, en 3d por supuesto); entonces alguien me puede explicar… ¿Por qué seguimos definiendo la política como derecha e izquierda como si ésta aún estuviera en sus primeros años de educación, aún limitándose a ser entendida en el mundo lineal?

Llevo meses con esta idea dando vueltas en mi cabeza, y es que la verdad es que se trata de un concepto ofensivamente simplista. Básicamente, o piensas que los empresarios son el demonio, o piensas que el estado es inoperante. Acá va la primera verdad: Hay gente que piensa las dos cosas, o ninguna de las dos. ¿Cómo puede eso verse reflejado en la linealidad de la recta de la política actual?

Voy a ir más lejos. Inventemos un personaje con fines pedagógicos. Carmelo. Qué pasa si Carmelo considera que el mayor potencial para lograr un desarrollo real, en todo el significado de la palabra, está en la participación activa del empresariado, vigilada desde cerca por un estado activo, con capacidad de gestionar empresas que sirvan de modelo en cada una de las industrias importantes. ¿Y si la propuesta se matiza con educación gratuita, o mejor dicho, pagada con trabajo una vez terminados los estudios, y con un fuerte estado comprometido con políticas sociales que, además de asegurar un estándar de vida digno, fomente la creación de microempresas en todos los estratos sociales? Ahora imaginemos que el papá de Carmelo es un personaje de carrera militar, y su mejor amigo, Francisco Javier, es hijo de una persona que fue torturada en la década de los ochenta en chile. Claro está que ellos, al conocerse, no tenían idea de esto último, y sólo se enteraron hace un par de años, cuando su relación ya era madura y muy consciente. ¿Quién me puede decir por qué partido votará Carmelo en las próximas elecciones?

Pero probablemente es difícil tocar este tema en Chile… claro, estamos hablando de un país en el que aun hay gente “O´higginista” o “Carrerista”. (Nota del autor, O´higgins y Carrera son dos personajes que participaron juntos en la independencia de chile, pero que tenían concepciones distintas de cómo lograr sus objetivos.) Efectivamente, en una de esas Chilito no es el lugar para comenzar el análisis. Hablemos entonces de un fenómeno mundial: Los indignados. ¿De qué se puede estar indignado?

Por mi profesión he tratado con una gran cantidad de personas que creen que este movimiento mundial es el primer paso para lograr algo trascendente. He hablado con ellos y he notado que los motivos son muchos, pero tienen algo en común, estar consciente de que la forma en que la sociedad de hoy toma las decisiones, está sencillamente MAL. Y acá viene un contrasentido. Los países más indignados tienen democracias participativas. España (a pesar de tener reyes, pero bueno), Inglaterra y Estados Unidos son ejemplos de esto. Entonces vienen los más conservadores y dicen, “los comunistas están detrás de todo esto”, pero España acaba de tener elecciones y el resultado fue la derrota de la tradicional izquierda. Me pueden decir que la gente de izquierda no acudió a las urnas, o que el país le creyó más a la derecha, pero no me pueden negar que en un país que hace poco se tomaba plazas para reclamar contra el sistema, acaba de ganar la derecha. Entonces ¿son los indignados comunistas subversivos?

Esta situación que nos lleva a intentar encasillar obsesivamente a la gente según su laterlalidad tiene una trampa. Divide en dos cualquier tema en discusión. Fomenta bloques ficticios que no tienen otra razón de ser que el de la ley de "es la única opción" y finalmente hace que no todas las visiones se vean representadas a la hora de discutir los temas de importancia nacional.

Tal como me encantaba hacerlo en mi infancia, uniré los puntos del dibujo para ver que resulta ser. Los indignados, tal como lo dice la palabra, están indignados. Están aburridos de reclamar y no lograr sus objetivos. Ahora salto a Chile. Los estudiantes reclaman que nadie representa sus intereses. Y es verdad, el comunismo tiene alrededor de un 5% de simpatizantes en el país y de no ser por un acuerdo con la concertación no tendrían representación parlamentaria. Y eso que el partido comunista es un partido formal. Marco Enriquez-Ominami sacó un 20,14% de las votaciones en las elecciones presidenciales, sin embargo llevó solo un representante al parlamento. ¿Qué queda entonces para el movimiento estudiantil? ¿Es acaso posible que su problema se pueda resolver en el parlamento?

Ya comienzo a ver el dibujo. Se nos dice que votemos para que nuestros representantes legislen, pero los ciudadanos no estamos representados. En parte por los sistemas de votaciones y elecciones, pero en parte también a la necesitad simplista de decidir tu lateralidad, que a veces parece respuesta automática, casi como cuando nuestra profesora nos quería enseñar que mano era cual y nos ponía una lana roja en la derecha.

No es una locura pensar que hay más de dos opciones, no es absurdo intentar pensar en una política en 3D que se haga cargo de la realidad mundial. Una que no se desespere por defender la democracia, sino que a las personas.

Recordemos el origen de nuestra amada democracia. Recordemos que los griegos tenían esclavos, castas, políticos, vino y mucho dinero centralizado en un grupo social. Así cualquiera se dedica a pensar y a inventar repúblicas, olimpiadas y cuanta cosa se le pueda ocurrir. Pero eso es parte de otra reflexión. Por ahora los invito a responder distinto cuando les pregunten su tendencia política. Yo diré que soy (-50, 1500, 100); una notación para coordenadas en 3 dimensiones. Y ojo, que si se trata de una esfera, esta giraría, y si hoy estoy arriba o a la izquierda, mañana podría estar abajo  o a la derecha. No olvidemos que antes que todo, somos personas.

Declaración de principios

¿Conocen el síndrome de primer año?

En una de esas no por su nombre, pero puedo apostar a que más de una vez han hablado con un estudiante de educación superior de primer año y deben de haber sentido que esa persona está segura de saberlo todo. Es que tienen la capacidad de resolver los problemas más complicados con razonamientos simples, basados en teorías generales que acaban de ver en clases hace no más de una semana.

Si bien a veces eso es irritante, siempre resulta interesante. En una de esas, si nunca perdiéramos esa capacidad y siempre buscáramos reflexiones que nos aportaran, las cosas serían distintas. Para eso nace este espacio, para eso y para lo que se me ocurra. Y si alguien quiere cooperar con un texto, adelante, lo ponemos.